Ir al contenido principal

Actividad 19: Resolviendo conflictos en el aula

 ¡Hola a todos! 

Poco a poco nos vamos acercando al final de este blog, y hoy toca hablar de algo que a ningún docente le hace gracia pero que sin embargo forma parte de nuestro trabajo: la identificación y resolución de conflictos. Porque nos guste o no, es mucho pedir que no surja ningún conflicto en nuestro grupo de alumnos durante el curso, así que mejor enfrentarnos a esta eventualidad cuanto antes para tratar de prepararnos.

De entre los muchos conflictos en el aula con los que nos podemos encontrar, me gustaría centrarme en este: un alumno va siempre vestido a clase con ropa gastada y que le queda demasiado grande en contraposición con la ropa nueva y más o menos a la moda del resto de sus compañeros, lo que suscita que estos lo señalen y se burlen de él. 

Este es un conflicto con el que podremos encontrarnos sobre todo en institutos públicos en los que el alumnado pertenezca mayoritariamente a una clase media pero haya también una componente minoritaria con menos recursos económicos. Y no es ninguna tontería, pues todos sabemos que en la adolescencia la apariencia física es crucial a la hora de ser aceptado por el resto de alumnos. Tener que llevar la ropa de hermanos o primos mayores puede ser mortificante para muchos adolescentes, sobre todo cuando no coincide con la moda actual o cuenta con algunos remiendos y rodilleras.

¿Qué podemos hacer como docentes si un buen día detectamos este conflicto en nuestra clase?

Personalmente opino que esta sería una excelente ocasión para tratar de inculcar un poco de empatía y solidaridad entre nuestros alumnos. La adolescencia es una etapa de inseguridad a muchos niveles en la que las personas buscan desesperadamente un sentido de pertenencia en un grupo de amigos. El problema es que a menudo esto da lugar al clásico efecto dominó: si un alumno que cuenta con un estatus consolidado en su clase se burla con el alumno que va mal vestido, automáticamente la mayoría de sus compoañeros le imitarán para asegurarse de que sus propias posiciones sociales en la clase no corren peligro. Es un puro instinto de supervivencia. Pero eso no significa que lo hagan por crueldad. En realidad, la mayoría de ellos no tienen ningún problema con que ese alumno vista diferente, y es muy posible que los más maduros de entre ellos entiendan el origen del problema sin necesidad de que se lo expliquemos. Lo que quiero decir con esto es que si sacrificamos un rato de clase para sacar este tema y tatarlo entre todos, la mayoría de nuestros alumnos se harán cargo de lo injustos que han sido con sus compañeros y cambiarán su actitud. Pero hay que hacerlo bien: no se trata de regañar, sino de apelar a su empatía. ¿Cómo se sentiían ellos en esa situación?

Dicho esto, yo lo haría sin tener al adolescente objeto de las burlas en clase, porque lo último que le falta para hundirle la autoestima es convertirlo en el centro de atención: siempre podemos pedirle al orientador o a un compañero dcente que se lo lleve de clase un rato con cualquier excusa. Si el vez de un adolescente solo lo que tenemos es un grupillo, ahí sí que trataría el problema con ellos delante, porque ya no sería una situación tan violenta.

Dicho esto, me gustaría aprovechar para decir que este tipo de problemas se evitarían si en los institutos públicos se llevara uniforme. No el clásico uniforme sexista de la mayoría de colegios concertados, sino algo funcional y neutro que fuera igual para chicos y chicas. Creo que actualmente existe la opción de que los centros educativos públicos pidan una subvención para uniformes para aquellos alumnos desfavorecidos, pero yo no veo que así solucionemos mucho: si los únicos alumnos con uniforme son los "pobres", es como si les estuviéramos poniendo una etiqueta. 

¿Cómo lo veis vosotros? ¡No dudéis en dejar vuestros comentarios!

Comentarios

  1. ¡Hola, Isolda! Uf, la verdad es que me parece que es súper importante reflexionar acerca del conflicto que planteas, sobre todo con lo relevante que es el aspecto físico a día de hoy. Estoy completamente de acuerdo contigo en cuanto a la propuesta de tener una charla de concienciación al respecto, aunque tal vez sacar al alumno en cuestión de clase puede ser violento para él/ella o señalarlo aún más... no sé, no sé, es un tema delicado. ¿Quizás despersonalizando la charla y generalizando a la apariencia sin más detalles? Me explico: hablar del tema gafas, aparatos, estilos de tribus urbanas... para no limitarlo a "persona sin recursos que se ve obligada a llevar ropa vieja" y porque estos detalles también suelen ser objeto de burla a esas edades. Se matarían dos pájaros de un tiro, ¿no crees? Por sugerir algo, que tengo las mismas dudas acerca de la opción del uniforme que tú, precisamente por los motivos que expones.
    En cualquier caso, creo que esta es una entrada muy interesante y necesaria. ¡Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Patricia, muchas gracias por tu comentario. Mientras lo escribía yo también me preguntaba qué es peor, si tratar el tema con el alumno delante o sin él... Me gusta tu sugerencia, aunque la cuestión está en cómo hacerlo para que no se pierda el mensaje (que está mal meterse con un compañero que viste diferente), porque ten en cuenta que no es lo mismo un niño que va de gótico, que lo hace porque quiere, a uno que viste con la ropa de su hermano mayor porque en su casa no hay dinero. Desde luego es un tema chungo, pero seguro que cuando nos encontramos en esta situacón veremos cómo resolverlo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Actividad 8: Centros autónomos vs centros dependientes

 Ayer hablamos en clase sobre la diferencia entre centros educativos dependientes y autónomos. Los centros educativos dependientes serían aquellos sin margen alguno para tomar ningún tipo de decisiones: ni sobre el currículum, ni sobre los profesores que llegan al centro ni tampoco sobre la organización del mismo. Todas estas decisiones serían tomadas desde la administración correspondiente, convirtiendo al centro en una unidad del sistema educativo sin entidad propia. En cambio, un centro educativo autónomo es una entidad única en tanto que solo tiene que seguir unos planteamientos mínimos institucionales pero puede elegir a sus propios profesores y puede tomar sus propias decisiones a nivel curricular y organizativo, adaptándose así a su entorno u orientándose hacia unos fines específicos. Ambas opciones tienen sus ventajas e inconvenientes. Para mí la ventaja fundamental del centro educativo autónomo es la de poder adaptarse a las necesidades reales de sus “clientes” : no es lo mism

Actividad 16: Asperger, una discapacidad invisible

He decidido dedicar esta entrada al Asperger por tratarse de un tipo de discapacidad que  he vivido de cerca a través de una de mis mejores amigas. El Síndrome de Asperger entra dento de lo que se conoce como trastornos del neurodesarrollo, traduciéndose fundamentalmente en una serie de dificultades sociales y comunicativas. En concreto, se suelen presentar síntomas tales como falta de motivación social, dificultad para compartir intereses y elusión del contacto visual con sus interlocutores. Las personas con Asperger tienden también a una cierta rigidez en el pensamiento y el comportamiento que hace que no les sienten bien los cambios repentinos en su entorno. Otra característica es que los niños con Asperger tienden a rechazar los libros y series de animación fantasiosas por resultarles extrañas, lo que contribuye a incrementar más aún su distancia con el resto de niños.  En 2013 el Asperger perdió su estatus individual para ser englobado dentro de los Trastornos del Espectro del A

Actividad 20: El Silbador del Viento

 ¡Hola de nuevo!  Es domingo por la noche en vísperas de que comience la semana de los exámenes, pero me ha pillado el toro y me queda aún una entrada para llegar a veinte. Aun a riesgo de que se me acuse de estar tirando demasiado de libros para rellenar este blog, voy a dedicar esta entrada a otra novela relacionada de algún modo con la educación. En este caso se trata de El silbador del viento, de William Nicholson, publicada en 2002. Este libro es el primero de una trilogía de fantasía juvenil , y nos presenta una ciudad, Amaranth, con una estructura social muy particular en la que la posición social, el tipo de trabajo ejercido e incluso la vestimenta dependen directamente de los resultados obtenidos por cada unidad familiar en las numerosas pruebas a las que sus miebros son constantemente sometidos. Con tan solo dos años los niños comienzan a ser examinados, puntuándose su dominio del habla, su habilidad para resolver puzzles... a partir de ese momento entran en un duro sistema